GOOD WORK FOR 2,000 COLOMBIAN STREET KIDS - translation

Lucas Gonzalez lgs0a at yahoo.es
Wed Nov 10 17:08:17 PST 2004


[Translated with Johann Borquez and Marleny Muñoz's "presence", but my
fingers typed too fast!  Thanks!  Btw - even the extra paragraph is
translated - at the end.  Thanks Peggy!]

BUEN TRABAJO PARA 2,000 MUCHACHOS DE LA CALLE COLOMBIANOS

¿Dónde comenzar a contar esta historia? Espero encauzar a dos de mis
contadores de historias favoritos, Harrison Owen y Chris Corrigan, que
siempre parecen capturar la vitalidad vibrante del propio
acontecimiento.

LOS PREPARATIVOS

Ya estaba en mi camino a Bogotá, Colombia, para dar una clase en La
Universidad de Los Andes sobre Cambio en Sistemas Completos. Cerca de
cinco semanas antes de irme, recibí un mensaje electrónico de Andrés
Agudelo, aagudelo at tandemadr.com, uno de mis contactos en Bogotá:

>>>
Hola Peggy,
Sólo una nota breve para que conozcas algunas buenas noticias. Tuve una
reunión con un sacerdote italiano, Javier de Nicolo, quien ha trabajado
en las calles de Bogotá ayudando a los muchachos que sonabandonados por
sus familias, y que entran en las drogas y en la prostitución (o en la
guerrilla) para sobrevivir. Lo que él ha estado haciendo es
adiestrarlos en diferentes destrezas, y les consigue trabajo, u
organiza equipos de jóvenes para pavimentar las calles de la ciudad,
financiados por la oficina del alcalde y algunos fondos privados. Ha
estado de acuerdo en hacer una reunión en Espacio Abierto para motivar
a los muchachos: empiezan a trabajar con energía y luego se desvanecen.
¿Qué piensas? ¿Podría ser interesante para ti cuando vuelvas el próximo
octubre?
Mis mejores saludos,
Andrés Agudelo
>>>

Por supuesto dije sí. El siguiente mensaje, dos semanas antes del
evento, añadió un aspecto interesante y retador – este Espacio Abierto
sería para 2,000 personas:

>>>
Hola Peggy,
El sacerdote querría hacer un EA para dos mil de los
muchachos/adolecentes, incluyendo a trescientas personas que trabajan
con ellos, si es posible el 31 de octubre y el 1 de noviembre. ¿Estaría
esto bien para tí? ¿Cuándo sería un buen momento para hablar por
teléfono?
Ciao,
Andrés
>>>

Recuerdo haber pensado, “¿2,000 personas? ¿Va en serio? Estoy segura de
que en cuanto entremos en los detalles, será un número más “normal”. Y
si no, estará bien (espero).”

Hablamos al día siguiente. Y, efectivamente, querían que 2,000 personas
estuvieran presentes. Todo el contexto y las preguntas parecían
suficientemente directos. Me fié del juicio de Andrés y di el salto.
Allá íbamos.

Unos pocos días después, 12 días antes de la fecha en que tendría lugar
el evento, fue mi primera conversación con el espónsor; de hecho, con
la mano derecha del espónsor – Helena. Como supe más tarde, Helena es
una dinamo excepcional con un equipo extraordinariamente capaz que está
acostumbrado a tratar con un número de muchachos muy grande.

Debería mencionar un par de giros interesantes de esta historia. Debido
a que estábamos en Bogotá, el EA sería en español, un idioma en el que
puedo contar hasta diez y nombrar algunos colores. Si bien yo había
conocido a Andrés durante mi primer viaje a Colombia durante el verano,
éste sería nuestro primer trabajo juntos.

Durante nuestra llamada de larga distancia, supe que la exposición de
Helena al EA consistía en lo que ella había aprendido a través de
Andrés y de un experimento auto-conducido, de 50 personas, con algunos
de los adultos que trabajan en este programa de empleo. Les encantó la
experiencia y los resultados y estaban completamente comprometidos.

Llamé tanto a Harrison Owen como a Michael Pannwitz para reunir
cualquier información acerca de su EA de 2,108 personas que pudiera ser
útil. Ambos dijeron esencialmente las mismas cosas:

Las dinámicas son las mismas que en cualquier otro EA 
 prepárate para
sorprenderte y pásatelo bien.

Dispuse que volaría un día antes para ver el lugar. Andrés iba a estar
fuera de la ciudad, así que estuve sola para repasar la logística.
Estaba aún un poco en negación de que pudiera haber nada especial que
tendría que tener en cuenta para un EA de este tamaño.

EL LUGAR

Mi primera impresión fue sobre la pura belleza del lugar. Me enteré de
que el Hermano Javier de Nicolo tenía 75 años y ha estado trabajando
con muchachos de la calle durante 40 años, ayudando a decenas de miles
a encontrar una vida mejor.

A través de los años, ha atraído los recursos para construir cerca de 8
centros alrededor de la ciudad para dar alojamiento y educar a la gente
joven.

El sitio del EA era primariamente para muchachas jóvenes, de edades
entre 8 y 12 años, muchas de las cuales habían experimentado abusos
físicos y/o sexuales. El plan era sacarlas del campus cuando los
participantes del EA, de edades entre 16 y 22, en su mayoría varones,
llegasen.

Mi siguiente impresión me dio mucha razón para cuestionar mi cordura al
decir que sí. Vi el salón en la que se planeaba hacer el EA. De forma
distinta a como se hace en los Estados Unidos, en Bogotá no hay ningún
cartel visible con la capacidad de un salón. Caminé y conté un poco, y
mi mejor estimación fue que el suelo en su parte principal podría
albergar 750 personas sentadas en el suelo con un círculo minúsculo en
el centro. El escenario podría acomodar tal vez a otras doscientas
personas y en la platea, sin acceso interior para anunciar sesiones,
podrían caber otros doscientos. Helena parecía no inmutarse en absoluto
ante la aparente imposibilidad de poner 2,000 personas en un espacio en
el que, según admitió ella misma, nunca había habido más de 1,000. Ahí
es cuando dí el salto y pensé para mí, “estoy trabajando con una
organización religiosa. Estamos en las manos de dios.”

El patio que llevaba hasta el salón era grande, cuadrado y podría
fácilmente acomodar a 2,000. Estuvimos de acuerdo en preparar tanto el
salón como el patio y en que sería fuera si el clima lo permitía.

Ah, el clima. Estábamos en la estación lluviosa. Bogotá es un lugar
exhuberante y verde, muy como mi ciudad natal, Seattle. Eso significaba
que conocía y apreciaba el precio pagado por vivir en un lugar tan
hermoso y verde. Llueve mucho. Había mirado en weather.com y no vi sino
lluvia en el futuro.

Hablamos de usar cinta en el suelo para marcar pasillos. Hicimos una
acomodación al espacio limitado dentro y al viento por fuera. Más que
poner el papel y los rotuladores en el suelo en el centro del círculo,
habría muchos voluntarios que pasarían el papel y los rotuladores a
todos los que los quisieran. Los convocantes vendrían al centro a
anunciar sus temas. Eso nos permitió mantener pequeño el centro del
círculo, maximizando el espacio para sentarse.

Tenían 40 computadores locales y profesores voluntarios para apoyar a
los muchachos con la grabación de sus informes. Además, tenían planes
de preparar 2,000 desayunos y almuerzos para los dos días.

Hablamos del tema. El sacercode acababa de recibir noticias
devastadoras: los empleos que tenían de fuentes públicas y privadas
para el programa de trabajo estaban en peligro porque los muchachos
estaban apareciendo drogados y estaban robando. El tema tomó una nueva
urgencia y un giro decididamente basado en el miedo: partiendo de las
mejores posibles oportunidades de empleo para ahora y para el futuro,
se convirtió en salvar los empleos que tenían. Hice lo mejor que pude
para abrir el tema y que fuese más afirmativo, enfocado en el futuro.
Al final, ganó el salvar los empleos. El tema:

"Como puedo colaborar YO para que los empleadores nos sigan dando
trabajo ahora y en el futuro?"

Traducido [al inglés] (creo): ¿Cómo puedo contribuir a que los
empleadores no cancelen el trabajo para nosotros ahora y en el futuro?

La parte más rara es que en ningún momento me dejé llevar por el
pánico. La lluvia parecía inevitable y de ninguna manera podía imaginar
a 2,000 personas encajadas en el salón. El tema era el más basado en el
miedo con el que yo hubiese trabajado. Y estaba calmada. Una parte de
mí pensó que eso era muy extraño. La mayor parte de mí simplemente
pensaba que funcionaría. Tal vez fue así porque MUY claramente estaba
trabajando con personas que había tratado con muchedumbres inmensas con
anterioridad. Al tiempo que ellos necesitaban mi experiencia con la
logística del EA, estaba claro que los muchachos estaban todos en muy
buenas manos en cualquier otro sentido.

En realidad no vi a Andrés hasta el día antes del evento. Yo acababa de
terminar un intenso curso de tres días y él estaba volviendo de tomar
parte en un taller, igualmente absorbente y de muchos días, en Ecuador.
Vio nuestro lugar para el EA por primera vez aquella tarde. Pensó que
podría dar cabida a 1,500, aún no a los 2,000 que esperábamos. Ambos
estábamos muy cansados. Revisamos unos pocos elementos logísticos
aquella tarde pero en realidad no nos pusimos de acuerdo en cómo
trabajaríamos hasta la siguiente mañana en que fuimos en coche hasta el
sitio. Y aún así yo estaba calmada. Y también Andrés.

Para la apertura, seguimos el ejemplo de Harrison y Michael. Yo
hablaría en inglés, y Andrés en español. Él no haría una traducción
exacta, y más bien expondría los rituales del EA a su manera. Dimos un
paso más – ya que el número de angloparlantes era minúsculo, yo diría
una frase y él añadiría todo lo específico en español. (En realidad yo
sugería no aparecer en absoluto. Al final, estuvimos de acuerdo en que
aunque ellos no entenderían mis palabras, había algo importante acerca
de la presencia de esta extranjera que venía desde otro país para
trabajar con ellos.)

DIA UNO

Después de cielos sombríos y grises y una lluvia constante desde que
llegué, el día, 31 de octubre, amaneció con cielos azules y soleados.
En lo que a mí respectaba, era un pequeño milagro.

Nos reunimos en el patio, con grandes letras puestas juntas a los lados
de los edificios detallando la ley de los dos pies, los cuatro
principios, el tema de la conferencia. Era espectacular. El sacerdote
habló (un buen rato) y luego nos pasó el micrófono a nosotros.
Empezamos.

En años recientes, he comenzado pidiendo un breve silencio cada vez que
se reune el grupo completo. Como mínimo, es una oportunidad de que la
gente reuna sus pensamientos. De manera más sutil, hay algo muy
poderoso en los grupos, particularmente grupos muy grandes, sentados
juntos en silencio. Teníamos mucha curiosidad por ver cómo esta gente
joven, con sus entornos de drogadicción y su reputación violenta,
responderían. ¡Fue PASMOSO! Dos mil personas jóvenes tan calladas que
podías oír la caída de un alfiler.

Los llevamos a través de la apertura y luego fue el momento de exponer
las sesiones. Y obtuve mi única gran sorpresa. TODOS se levantaron y
empezaron a arremolinarse. No estaba segura de qué estaba ocurriendo ni
de si alguien propondría algo. Y luego comenzó. Andrés se vio
repentinamente rodeado de muchachos con temas en sus papeles. Durante
los siguientes cuarenta minutos, se quedó de pie, sólido como una roca,
sosteniendo el micrófono mientras una por una, más de 300 sesiones eran
anunciadas y expuestas. ¡Ahí teníamos nuestros pasillos cuidadosamente
marcados con cinta! Los muchachos entraron en el recibidor para mirar
la pared con el orden del día. Y estaban en camino.

Un tema fue nombrado una y otra vez: tomar responsabilidad por sus
acciones. Las propias sesiones estaban llenas de conversaciones
notables:
        ¿Ha llegado el momento de terminar "el código de silencio" y hablar
cuando alguien aparece en el trabajo drogado?
        ¿Cómo gestionamos a la gente que no obedece las reglas del programa?
¿Deberían ser expulsados? ¿Ayudados a volver a la rehabilitación de
drogadicción?

Los muchachos estaban profundamente comprometidos. ¡Y nuestro reto eran
los profesores! ¡Estaban tan acostumbrados a mantener a los muchachos
bajo control, temerosos de la violencia si no lo hacían así, que
algunos estaban tomando el control y empezando a moderar a los grupos!
Allí donde podíamos, adiestrábamos a los profesores en tiempo real a
participar pero no tomar el control. Expresamos nuestra inquietud a
Helena y finalmente estuvimos de acuerdo en reunirnos con los
profesores por la mañana antes de abrir el espacio el segundo día.

Nuestra preocupación alcanzó su punto máximo cuando oímos la voz de
Helena por el sistema de megafonía que llegaba a todo el campus,
anunciando que era la hora de pasar a la siguiente sesión. Y luego
siguió hablando. Andrés fue a quitarle el micrófono y volvió con las
manos vacías. Yo salí, la encontré hablando con un joven, simplemente
sosteniendo el micrófono, y dije “Me llevo esto”, se lo quité y me fui.
Pocos minutos después, ella se unió a Andrés y a mí. Hablamos con ella
de lo importante que era que los jóvenes experimentasen la toma de
responsabilidad. ¡Ella nos agradeció el recordatorio de que ella estaba
haciendo exactamente lo que a menudo decía a los profesores que no
hicieran!

Algunos minutos más tarde, nuestra presión arterial se elevó de nuevo.
Escuchamos al sacerdote, a medio día, dando una conferencia a través de
la megafonía, diciendo a todos que debían ir a trabajar. ¡Ahí se
quedaban las mariposas! Yo sabía que era mi responsabilidad mantener el
espacio abierto para los muchachos. Andrés, como mi traductor, y yo,
como alguien completamente desde fuera del sistema, despegamos en busca
del sacerdote. Retiré (respetuosamente) el micrófono de su mano en el
momento en que él iba a lanzarse en una conferencia más a través del
sistema de altavoces. Le dije que les estaba hablando de
responsabilidad pero no les estaba dando la oportunidad de practicarla.
El proceso que estábamos usando apoya a la gente en tomar
responsabilidad por lo que aman, ayudándoles a abrazar la
responsabilidad desde dentro de ellos mismos más que que les sea
impuesta por otros que están fuera de sí mismos. Él me dijo que quería
lo que fuese mejor para los muchachos. Yo dije que nosotros queríamos
lo mismo. Fue un momento definitorio. ¡Él no sólo tomó con mucha
elegancia lo que yo dije sino que, el siguiente día, vino con una
actitud completamente diferente y ya no necesitó dar una conferencia
larga! Le agradecí su apoyo en el almuerzo del día 2. Dijo: “El día 1
fue la apocalipsis. El día 2, estamos en el cielo.” Es mi cita favorita
de todo el evento.

DÍA DOS

El clima se mantuvo despejado. Comenzamos el día reuniéndonos en un
círculo con los profesores. Les pedimos que nos dijeran cómo veían que
iban las cosas. Algunos estaban bastante disgustados, con la sensación
de que los jóvenes necesitaban mejor guía. Otros estaban encantados con
la seriedad y la iniciativa. Al final, les animamos a escuchar tanto
como pudieran; a asumir que incluso si lo que veían no era la forma en
que ellos enfocarían el trabajo, que eso estaba muy bien; y que si no
podían resistirse a intervenir, que lo hicieran con una pregunta.

Otras 140 sesiones subieron por la mañana y 40 en el EA de planificar
la acción de la tarde. Las dinámicas fueron en buena medida como el día
anterior. Nada de hacer cola de forma ordenada en los pasillos,
simplemente una muchedumbre, respetuosamente esperando su turno para
anunciar sus sesiones.

Los muchachos fueron bastante increibles. Me sentía un poco como la
Madre Teresa. Cada vez que caminaba a través del patio, me rodeaban.
Sobre todo, querían ensayar las 3 o 4 palabras que sabían en inglés y
hacerme preguntas. En el segundo día, me uní al equipo de cámaras (sí,
tuvimos a un grabador de vídeo profesional con nosotros) y empecé a
hacer preguntas a los muchachos. Me dijeron que definitivamente querían
hacer más EA. Cuando les pregunté por qué, uno de estos jóvenes duros
(que sin duda portaba una navaja o una pistola en algún sitio de toda
aquella ropa suelta) me dijo que le daba un sentimiento de familia.

Un jóven se me acercó justo después de que se abriese el espacio para
decirme que se había marchado temprano el día uno pero estaba
comprometido a quedarse todo el día de hoy. Me pregunté si acababa de
decirme indirectamente que hoy no se marcharía a drogarse.

El hombre que llevaba el programa estaba encantado. Nos dijo que había
aprendido muchísimo de esto. ¡Los muchachos le habían dicho que el
programa era demasiado indulgente con los infractores, y que las reglas
deberían ser mucho más estrictas! Su solución: pediría a los muchachos
que definieran las reglas y las consecuencias. ¡Vaya cambio más
increíble!

Una profesora me buscó para decirme que había entrado en una habitación
donde los muchachos estaban jugando a las cartas. Su primer impulso fue
decirles que se pusieran a trabajar. En lugar de eso, recordó la
sugerencia de hacerles una pregunta. “¿Necesitaban alguna cosa?” “No”,
respondieron, “estamos muy bien. Estamos tomando un descanso y
volveremos a trabajar muy bien.” La profesora se marchó, un poco
desconcertada, pero satisfecha de haber hecho lo correcto.

Como ustedes pueden imaginar, hubo un apoyo increible por parte de
mucha, mucha gente para lograr esto. La cocina horneo 8,000 panes para
el día 1. Tengo entendido que aquel día se sirvieron 2,300 almuerzos,
dejando pequeña la cuenta oficial de 1,800. (¡Puede que tengamos un
nuevo record de EA! Están recontando el número de registrados.) El
equipo trabajando con los computadores expuso los informes a medida que
llegaban. Lo último que vi del informe, era de al menos 600 páginas.
Nada de esto habría sido posible sin mi extraordinario colega en esta
aventura, Andrés Agudelo. Siendo relativamente nuevo en el EA, tiene
muchos años como terapeuta Gestalt y emana calma incluso cuando sufre
la avalancha de varios cientos de muchachos que lo rodean con sesiones
que anunciar.

DESPUÉS

Me fui a casa la mañana siguiente, con el clima gris y lloviznando,
dejando una petición a Andrés de que me contase lo que sucediese.
Estábamos bastante seguros de que la caja de Pandora estaba abierta de
par en par y nada sería ya lo mismo.

Cuatro días después del evento, Andrés envió este mensaje:

>>>
Hola Peggy,
Intentaré llamarte este fin de semana. Han ocurrido muchas cosas, pero
preferiría hablar contigo.
Ciao,
Andrés Agudelo
>>>

Y así están las cosas 


Peggy Holman

7 de Noviembre de 2004
P.D.  Pronto habrá fotos y un video 


P.P.D. Estoy sobrecogida por la respuesta de ustedes (en la lista) a mi
historia. Me recordó un párrafo importante que me pasó por la mente
múltiples veces pero nunca pasó a través de mis dedos:

Tal vez la razón más importante para mi calma a través de esta aventura
tiene que ver con esta lista.  Desde 1996, la lista de EA ha
proporcionado historias y consejo para abrir el espacio. Yo NUNCA
habría sentido la profundidad de la experiencia y la confianza para
hacer este trabajo sin los años de sabiduría que he absorbido a través
de todos ustedes.  Es como si hubiese tenido una consultoría virtual a
mis espaldas.  Nunca he trabajado con jóvenes, pero he leído
suficientes historias de aquellos de ustedes que sí lo han hecho para
saber que esto funcionaría.  De una forma muy real, ustedes son mi red
de seguridad.  Y por ello estoy profunda, profundamente agradecida.
___________________________________
Peggy Holman
The Open Circle Company
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